Identificarse con el personaje de una novela es tomar
partido, decidir el bando en el que se quiere estar. Por eso leo, para
reconocer todas las posibilidades.
Los libros almacenan lo que no se puede olvidar. En cada uno
está contenido el punto de vista de un ser humano.
Cada vez que veo a alguien con un libro creo que es de mi
familia.
Lo primero que miro siempre al entrar a una casa son los
libros, me siento atraída por
ellos, como si fueran viejos conocidos que saludan desde la repisa.
Los libros no tienen pudor, se muestran. Algunos enseñan su lomo
reluciente con letras doradas, otros su edad, al deshojarse. Los hay que se
abren entre las manos, como un animalito necesitado, otros son distantes y
pesados, imposibles para la cama. Con los libros siempre sabe una a qué
atenerse, después hay que leerlos.